Nuevas subespecies humanas

Noticia en Firenze SciNews vía Aurean

Los habitantes de Atenea se están diversificando en subespecies.

Según recientes investigaciones demográficas del Göteborg Genoma Institute, los habitantes del sistema Zeus se encuentran en fase de diferenciación de la tendencia genética principal. Las decisiones de muchas personas que deciden alterar sus genes para hacerlos adaptables a diversas tareas productivas en escenarios diversos tienden a crear una subespecie por especialización, esto unido a tendencias sociales a formar relaciones entre grupos genéticos afines permitirá que en el curso de unas décadas se formen subespecies humanas, de no revertirse la tendencia, es probable que la biotecnología permita en unos siglos el ascenso de distintas especies
humanoides.

Yo ya había intuido esto desde hace algún tiempo en ISCM1, trabajé allí un buen tiempo en las minas y aunque existen condiciones de trabajo de buena calidad, el manejo de las pesadas nave-herramientas a 30 kilómetros bajo la superficie exige niveles de resistencia y fuerza y algo de temeridad. Por tanto no eran nada raros los tratamientos genéticos para aumentar los niveles de fuerza y resistencia física que lograban una densidad ósea y fibra muscular -no alcanzables natural ni químicamente- mas eficientes para los duros trabajos en el manto ateneano. Yo mismo utilicé un tratamiento Radiodurans para adaptar el organismo a las intensas radiaciones en pleno manto pues no es raro encontrarse con filones de uranio e incluso reactores naturales a estas profundidades.

Mucha gente hace de las minas su proyecto de vida y no me extraña que sus reiterados tratamientos genéticos los vayan separando como subespecie. Pero hay un detalle interesante que se pasa por alto, esta especialización genética va modelando comportamientos. Un ejemplo, las gentes altas y muscularmente hiperdesarrolladas que trabajan en las minas superprofundas se estiman fuertes y autosuficientes, ello a su vez les ha generado –me consta- un sentido de responsabilidad. Se consideran la primera y última línea de defensa planetaria.